Los grandes caballos se merecen siempre palabras de reconocimiento y creo que en ese grupo de caballos CITY GENT debe tener sí o sí un hueco. Tal vez no haya sido el mejor caballo del mundo o el mejor ganador de una edición del Gobierno Vasco, pero en las carreras de caballos hay historias que van más allá de los pocos minutos que dura la competición.
Recuerdo a principios de año haber visitado a Ion Elarre, su entrenador, para hacerle una entrevista sobre cómo iría el año y qué objetivos se marcaba. Acababa de iniciar su andadura como preparador. Con un patio humilde y en el que mayoritariamente había caballos de su propiedad. Todavía no había llegado esa “moda” de que el profesional donostiarra fuera denominado como la relevación del año en nuestro turf. Algunos aficionados en cambio, entre los que me auto establezco, confiábamos en su potencial en este mundo. Y es que cuando todo va bien es muy fácil llenarse de halagos y vitores.
En esos inicios estaba precisamente CITY GENT, un ejemplar más que útil al que ya le conocíamos de sobra. Sin embargo, todavía no habíamos descubierto su máximo potencial. De aquel día, que fue el primero en el que visité su cuadra Ion me dijo una frase, fuera de entrevista, que podía parecer una quimera, pero el tiempo ha demostrado que no fue así. “Mi objetivo es correr a NORDESTE y a CITY GENT en el Gobierno Vasco. Que NORDESTE remate desde atrás y que CITY GENT vaya en punta y que se atrevan a pillarlo”.
En el momento reconozco que flipé algo con esas palabras, me parecía un imposible. No obstante, el tiempo poco a poco puso las piezas en su sitio. El puzle iba encajando. Ambos caballos llegarían en plenas condiciones a la cita de la milla. Eso sí, centrándonos en CITY GENT, lo del hijo de Holy Roman Emperor es para escribir hojas y hojas sobre él. Ganaba, ganaba y ganaba. La pista de Lasarte lo adoraba, pero sobre todo adoraba a la joven Vicky Alonso con la que se mantenía imbatida.
Muchos entrenadores al llegar a la fecha clave hubieran bajado a una jockey inexperta por un experimentado profesional para poder ganar el gran premio. Elarre sin embargo no lo hizo y respetó la monta de CITY GENT con Vicky Alonso. Después en la carrera caballo y jinete se transformaron en unas máquinas de galopar en punta. Todos los rivales marchaban por el exterior, pero el de la chaquetilla rojilla se mantuvo firme por los palos con un paso firme. La emoción estaba a flor de piel. Los rematadores por el exterior iban atropellando y recortando distancias al líder.
Eso sí, el poste de meta con su correspondiente foto finish dictaminó que la suerte acompañaría a CITY GENT, Vicky Alonso y Ion Elarre. El nuevo ganador de la carrera más importante del verano sobre la milla en el turf español era un caballo que no era el favorito, era una jockey que corría por primera vez en un gran premio tras estrenar licencia pocas semanas antes y era para un entrenador que llevaba pocos meses como preparador. Historia de ensueño. De aquellos que no se olvidan jamás.
Tras la carrera, al menos a mí, esa emoción con esas caras de felicidad que presenciaba en el paddock de ganadores difícilmente se me olvidará. Es más, me acuerdo de que estaba masticando un chicle que me lo acabé tragando nada más escuchar desde altavoces el nombre del ganador. La atmosfera en el que estábamos metidos era el de un sentimiento puro de las carreras de caballos.
Y en toda esa historia el protagonista tenía un nombre perfectamente marcado, era el de CITY GENT. Posteriormente el seis años ganó una semana después en su escenario preferido con su incomparable compañía en la silla. Más tarde, el caballo no volvió a ser el mismo y no pudo repetir éxitos del pasado. Cosas habituales y que pasan en este deporte.
Lo que queda claro es que este caballo poco a poco catapultó la carrera deportiva tanto de Ion como de Vicky, por lo que el legado que deja este caballo quedará intacto pese a que el caballo deje la competición. Y es que las historias y la huella que nos deja este caballo no se borrarán jamás. Feliz retiro txapeldun CITY.
Foto portada: CITY GENT | Foto: Dabid Argindar
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