Con este texto ni voy a descubrir la pólvora ni tampoco pretendo sentar cátedra en este presente tema, sobre todo porque no soy la persona idónea para ello, pero sí creo oportuno hacer una reflexión al respecto como aficionado. Que los últimos años en España ha proliferado el número de compras de caballos en entrenamiento no es ningún tipo de misterio. Todos somos conscientes de esa realidad. Y la verdad es que el misterio sobre el tema tampoco es algo novedoso para nosotros, pero está bien reflexionar un poco.
Precisamente es un tipo de compra que está de “moda” y que la he podido seguir casi en paralelo al momento en el que comencé a seguir las subastas de prácticamente toda Europa. Una moda que ha sido igualmente aupada por los resultados obtenidos en las pistas, teniendo como ejemplo de referencia la corriente ganadora de FLANDERS FLAME. Vivimos en general en una sociedad en la que buscamos resultados instantáneos y en el turf español pasa algo similar. Esperar meses y meses a debutar a un yearling y ya ni te cuento un caballo criado en casa cuesta más tiempo y dinero. Es por ello por lo que quitando algún momento puntual como el que estamos viviendo ahora, de subasta en entrenamiento en subasta en entrenamiento el número de compras ha ido in crescendo por parte de nuestros profesionales. Sin embargo, tampoco nos debe sorprender esta situación, ya que el turf español es un turf importador. Eso sí, hay maneras y maneras de importar caballos, y no simplemente importando caballos en entrenamiento. Y es que también podemos importar foals, yearlings o yeguas de cría, pero claro los resultados no son los inmediatos. Aparte, la compra de foals, yearlings o yeguas de cría requiere un mayor tiempo de conocimiento y tiempo de trabajo.
En este sentido, la relevancia conseguida por este tipo de compras lo podemos comprobar acudiendo a los valores oficiales y de este modo podemos afirmar que varias de las referencias que tenemos en nuestro turf en la actualidad son caballos comprados en su momento en entrenamiento. Esto tal vez nos debería hacer pensar también del nivel que tenemos en nuestra cabaña teniendo en cuenta que incorporaciones foráneas que hacemos y caballos de profesionales extranjeros nos vencen en varias ocasiones con cierta facilidad. Ojo, con esto no quiero decir que este tipo de fichajes sean malos, porque son necesarios en un turf en el que número de nacimientos es tan bajo, pero no podemos convertirlo en el bastión que sujeta nuestras carreras. Es una opinión personal claro está. Además, hay varios profesionales en España que trabajan como agentes o son preparadores y/o propietarios que se les da genial pujar y acertar con caballos de nivel que salen a subasta.
Repito en que las maneras de importar caballos se debería abrir más en aras de mejorar el sistema desde lo más bajo reforzando principalmente la cabaña joven. Siempre es necesario contar con una constante renovación, no solo en nuestro país, sino que, en cualquier turf medianamente desarrollado, y para ello la llegada constante de yearlings o foals es fundamental. No obstante, a favor de los profesionales que prefieren comprar caballos en entrenamiento a caballos jóvenes quisiera lanzar una lanza a su favor y es que es entendible que en un turf como es el español comprar caballos a años vista resulte arriesgado por no saber con seguridad si habrá o no competición dentro de unos meses.
Eso sí. quisiera finalizar este artículo con una frase que suele ser habitual en el sector diciendo lo de que “los 2 años son melones sin abrir” y la verdad que estoy de acuerdo, y es que mejorar mucho más un caballo ya debutado (salvo que pagues una millonada) resultado complicado. Como lo he dicho al principio con estas líneas no pretendo dictar si algo está bien o mal, sino que quiero que se piense sobre esta tendencia una vez más.
Foto portada: Rafa Lorente
Comentarios
Publicar un comentario