En Cantabria, la afición al caballo y en concreto, a las carreras de caballos es indiscutible. Lo es ahora y lo ha sido igualmente en el pasado. Conocemos en la actualidad, sobre todo la actividad diaria que existe en las playas de Laredo y Loredo, unos paraísos naturales para los caballos. Sin embargo, hace muchos años también hubo hipódromos situados en la provincia cántabra. Ejemplo de ello fue el Hipódromo de Bellavista, situado al norte de Santander pegado al Faro de Cabo Mayor.
Este último hipódromo fue el sucesor del otro recinto hípico que hubo en la capital cántabra denominada como el Hipódromo de La Albericia, situado en el barrio santanderino llamado del mismo modo. El de Bellavista, estuvo instalado en la zona del Cueto, y como otros recintos hípicos de carreras de la época fue construido con el apoyo del rey Alfonso XIII, que como bien es sabido era un gran aficionado a las carreras de caballos. Y es que este recinto hípico fue construido a la par del Hipódromo de San Sebastián, aún en activo. En los primeros años del siglo XX, tanto Santander como San Sebastián se convirtieron en unos lugares muy transitados por la aristocracia de entonces como zona vacacional. No solo por parte de la gente pudiente española, sino que también por parte de otras personas poderosas proveniente en particular de países como Francia. En este sentido, la monarquía española igualmente hizo suya sus pernoctaciones por el Cantábrico en el periodo estival.
Además del propio rey Alfonso XIII, otros artífices del nuevo hipódromo santanderino fueron el empresario belga Georges Marquet, casi igual que en el caso de Donostia, y el Duque de Santo Mauro, con gran poder en la zona. Concretamente el empresario belga fue elegido por el rey para realizar varios proyectos en España como crear y/o gestionar casinos y hoteles como el Gran Casino de San Sebastián (comienza a gestionarlo en 1905), o los reconocidos hoteles madrileños Palace (lo abre en 1912) y Ritz (lo adquiere en 1926). Ya en el mundo de las carreras de caballos su faceta puede ser mucho más relevante de la que se puede imaginar siendo uno de los grandes impulsores, económicamente hablando, de los proyectos de San Sebastián (siendo además el presidente del Jockey Club de San Sebastián) y el de Santander.
De este modo, surge el Hipódromo de Bellavista que es inaugurado el 2 de septiembre de 1917. La Tribuna Regia estuvo repleta por el rey y varias personas de la aristocracia. En este sentido, aquella jornada inaugural repleta de realeza tuvo cinco pruebas con unos premios muy golosos para la época. En la primera carrera, el “Premio Inauguración” en liso con 2.000 francos al ganador, vence URANIA (R. Stokes – Duque de Toledo); en la segunda de la jornada el “Premio del Sardinero” en liso con 2.000 francos al ganador, vence FIL D’ESCOSSE (J. Rodríguez – Conde de la Cimera); el premio más importante del día, el Gran Premio de Santander sobre 2.200 metros en liso gana los 25.000 francos al ganador CARBONERO, propiedad del Lord Michelham montado por R. Stokes; en la cuarta prueba el “Premio Villamejor” en liso fue ganado por AUGUSTA (R. Stokes – Conde de la Cimera), y finalmente se cierra la jornada inaugural con el “Premio de Santoña” una prueba de vallas ganada por SON PHOENIX (R. Sauval – Barón de Velasco) haciéndose con 4.000 francos por ser triunfador.
El diseño de la pista tal y como se podía apreciar en los planos era algo diferente a los que conocemos en nuestro entorno. Su forma era de una especie de lazo u ocho tumbado con una longitud especialmente grande. Algunos conocidos del turf internacional lo relacionaban con el diseño actual que podría tener el hipódromo de Windsor en Inglaterra. El circuito tenía una pista de hierba con una longitud total de 3.820 metros con una mínima pendiente inicial partiendo desde al lado del Faro de Cabo Mayor recorriendo así unos 710 metros iniciales en línea recta llegando a la primera curva para así recorrer un semicírculo transcurriendo una línea recta de aproximadamente 660 metros llegando a otra curva cerca de la playa de Mataleñas para encarrar la recta final. Un recinto que estaba habilitado para albergar carreras tanto en liso como de obstáculos.
Ese mismo año inaugural (1917) hubo más jornadas de carreras. Según consta hubo ese 1917 más pruebas hípicas igualmente celebradas los días 4 de septiembre, 5 de septiembre y 7 de septiembre. Mientras que en los posteriores años en 1918 se programaron 12 jornadas de carreras; en 1919, 24 pruebas; en 1920, 14 carreras y en el último año en 1921, se disputan 42 contiendas.
La cita más grande de todas las disputadas en Bellavista fue el Memorial Duque de Santo Mauro, que sustituyó al Gran Premio de Santander en 1919, tras la muerte del propio duque Mariano Fernández de Henestrosa y Ortiz de Mioño (1858-1919). Esta es sin duda la prueba mejor dotada del calendario santanderino. Con la denominación del Gran Premio de Santander ganan en 1917, CARBONERO (R. Stokes - Lord Michelham) y en 1918, IMAGINAIRE (W. O’Connor - J.D. Cohn). Entretanto, con la nueva denominación adquirida en 1919 vencen respectivamente, en 1919 PRZEMYSL (V. Díez – Marqués de Valderas) y en 1920 CHOIX DE ROI (G. Archivald – Cimera Martorell).
Por mencionar otros grandes premios disputadas en tierras cántabras destacarían el “Gran Critérium – Premio de SM el rey don Alfonso XIII”, el “Gran Critérium Nacional” o el “Premio de la reina Victoria Eugenia”. Unas carreras en las que en su palmares podemos encontrar caballos históricos del turf español como RUBAN, BRAVANT o NOUVEL AN. Por tanto, se aprecia que este hipódromo era escenario de los mejores caballos que había en España en esa época, incluso con presencia de participantes de nivel provenientes de otros países europeos.
Todos esos años de bonanza encuentran su fin en poco tiempo culminándose en el año 1921. En definitiva, fueron cinco años de competición 1917, 1918, 1919, 1920 y 1921. Un año complicado en España como fue el de 1921, en gran parte por la "Guerra del Rif", trajo cierta inestabilidad económica, social y política que hacen que los ingresos en general disminuyan, en especial en gente rica. En consonancia también uno de los grandes valedores del hipódromo Georges Marquet encuentra mermado su bolsillo, a lo que hay que sumar la pérdida de aficionados en la zona. Es en principio por todos estos acontecimientos por los que Marquet anula el contrato de arrendamiento que tenía firmado con el ayuntamiento. Así, el 28 de agosto de 1921 se decide clausurar el hipódromo. Luego es cierto que se intenta negociar entre ambas partes el recuperar la actividad hípica en Bellavista, pero al final no se llega a un trato para recuperar la competición dejando el hipódromo poco a poco en el olvido.
Posteriores guerras, y dificultades económicas y sociales provocaron que este espacio fuese utilizado para otros menesteres construyendo casas, campings, restaurantes, huertas y demás. Como recuerdo de ese histórico hipódromo podemos encontrar en la actualidad el restaurante el Hipódromo de Suso, precisamente en la calle Hipódromo, que nos deja las últimas pinceladas del recinto hípico que hubo en su momento en la capital cántabra.
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