Tal vez no sea la persona idónea ni elegida para hablar sobre Lasarte, por ser de Andoain, que para quién no lo sepa es el pueblo de al lado. No obstante, me atrevo a escribir sobre un pueblo muy unido al turf y también hacia mi persona. Lasarte está unido al mundo de las carreras en gran parte por la gran proximidad existente entre el núcleo urbano y el ambiente único de un hipódromo.
Una vez puestos atrevidos lanzaría una pregunta al aire al ciudadano de a pie. Esta cuestión se centra en que seguramente si me dirigiese a alguien diciéndole si conoce el hipódromo de su localidad, bien en Lasarte o bien en Donosti, el nivel de respuestas afirmativas creo que sería mayor a orillas del río Oria que a orillas del río Urumea. En este sentido, recuerdo que de pequeño cuando iba al hipódromo discutía con mis padres que el hipódromo estaba en Lasarte y no en Donosti. Eterno debate. Precisamente no fue una discusión efímera, ya que se repetía muchas veces esa charleta. Cosas de niño... O tal vez no. Y es que la gente de Lasarte tiene y siente como muy suyo el centenario recinto hípico. Muy unido a su gente como se ha dicho antes y muy arraigado a muchos recuerdos que han pasado de generación en generación. Un hipódromo de pueblo.
Independientemente de la pequeña discusión autoplanteada que no tiene mayor recorrido, el Hipódromo de San Sebastián o Lasarte, como lo quieran denominar, se siente como un lugar muy de los aficionados guipuzcoanos y alrededores. Mucha gente, en concreto varios aficionados, me han manifestado varias veces que soy un defensor en ultranza del Hipódromo de San Sebastián y que muchas veces no veo más allá de la curva de Bugati hablando en términos turfísticos. Tal vez tengan razón, no lo voy a negar. Pero no es menos cierto que, como se dice, “nadie defenderá mejor su casa, que uno mismo”. Eso sí, casa entendida en su sentido figurado claro. Esto no es cuestión de apropiarse de nada, pero un lugar con tanta historia detrás y en el cual has pasado tanto tiempo de tu vida siempre merece una defensa, que en mi caso se corresponde en una defensa basada en el respeto y porque no, en el homenaje que le hago particularmente cada vez que escribo sobre él. Y es que últimamente puestos en una balanza los comentarios sobre el recinto vasco, las críticas muchas veces han superado a las alabanzas, al menos hasta lo que me consta a mí. Inmerecidamente diría yo.
No es cuestión de debatir que un sitio es mejor que otro, probablemente venga de ahí otro de los problemas que hacen que el turf en España no avance. La cuestión es valorar la historia y poner los datos sobre la mesa. Nadie va a poder evitar que en Lasarte llueva o que haga frío, son factores ajenos al aficionado. Que el estado de la pista de hierba esté mucho mejor es difícilmente evitable, aunque siendo sinceros los últimos años su estado ha mejorado. Es más, también invito a cualquiera a ver vídeos del siglo pasado y que entonces se atreva alguien a decir que el estado de la superficie lasartearra era mejor que la de ahora. Que me lo digan, pero con argumentos y no criticando por criticar como muchos lo hacen. Tenemos que partir de la premisa que la afición al turf en España es la que es y que nadie va a estar dispuesto, dentro de sus cabales, a invertir dinero para tener hipódromos de primer nivel mundial. Aceptemos primeros esos detalles que son nuestros y luego, podremos construir un camino hacia adelante con críticas, sí, pero en este caso constructivas.
Asimismo, parece que muchos se olvidan de lo que ha representado durante la historia de las carreras de caballos en España el Hipódromo de San Sebastián. Yo por mi corta edad no voy a poner sobre la mesa referencias que vayan más allá de mi conocimiento ni mis menesteres, pero sí me gustaría destacar fechas que merecen ser recordados y que cualquiera objetivamente puede apreciar y comprobar.
Para empezar, muchos recordaran, desgraciadamente, el cierre del Hipódromo de La Zarzuela a finales del año 1996, (yo nací meses más tarde), pues bien, si el Hipódromo de San Sebastián no hubiera aguantado el peso del masivo éxodo que pudo existir por ese cierre, las carreras de caballos en España serían una anécdota en la actualidad. Cientos de caballos y profesionales tuvieron que venir a Lasarte en busca de la opción de poder continuar disfrutando de las carreras en España. Para ello, muchos decidieron compaginar Lasarte con Francia, mientras que otros profesionales a su vez apostaron por las carreras en tierras andaluzas con Mijas, Pineda y Dos Hermanas, que tristemente también ahora no pasan por sus mejores momentos. Sin ese esfuerzo de varios, el turf español ahora mismo sería una bonita historia para contar en la cama antes de dormirse, pero poco más.
Algo similar, aunque en ningún caso comparable, pasó con el parón de alrededor de 8 meses que existió en el año 2015 por la guerra establecida entre la Sociedad de Fomento y Jockey Club. En ese momento de tensión igualmente fue el Hipódromo de San Sebastián quien dio un paso adelante para dar carreras y hacer que de alguna manera las carreras en España no se fuesen disolviendo poco a poco, como tenía pinta. Por último, sin poder establecer semejantes en ningún caso, en estos momentos de pandemia que vivimos fue igualmente el recinto guipuzcoano quién pudo dar un paso valiente de comenzar la actividad hípica en España.
Parece en definitiva que muchas veces ese paso adelante se ha olvidado quien lo ha dado y un servidor lo que simplemente hace es defender y recordar esos pasos valientes que parecen que han quedado en el olvido de muchos. Seguramente, la afición lasartearra (entendida como la vasca en general) no sea la misma que en el pasado, el tiempo pasa, de eso también me he dado cuenta a pesar de mi juventud. Sin embargo, la afición lasartearra sigue igual de firme y fuerte que siempre. Menos voluminoso y tal vez menos llamativo que el de otros lugares, pero igualmente se merece un homenaje a través de estas líneas.
Y quisiera acabar diciendo por la parte que me toca, que quiero dedicar este texto a mis abuelos, que ellos sí son de Lasarte y de los cuales su nieto ha aprendido mucho de este deporte, probablemente de las personas que más lo he hecho. A pesar de que ellos no han sido nunca expertos en la materia, te dan lecciones que nadie te lo vas a dar nunca. Las carreras de Lasarte y todo lo que rodea a esas carreras, en conclusión, bien se merecen un homenaje.
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