La contribución del País Vasco a las carreras de caballos en
España es indiscutible. La viva imagen de dicha aportación sería sin duda la
del hipódromo de San Sebastián en el barrio de Zubieta. Pero aportaciones hay
muchas más provenientes desde el norte del país.
Además de la Yeguada Militar de Lore-Toki, mencionado
en un artículo anterior, yeguadas ha habido varias en tierras vascas y de
mucho renombre. Cabe recordar un punto positivo que es la corta distancia a la
frontera francesa, cuestión que siempre ha facilitado el poder cubrir con
sementales de tierras galas. En Gipuzkoa durante la historia se han concentrado
varios criadores, por mencionar algunos destacarían la Yeguada Ipintza (Ramón
Beamonte), la Yeguada de Larzabal (Conde de Villapadierna), la Yeguada
Arizabalo y un gran número de yeguadas más pequeñas o más desconocidas.
Yeguada Ipintza:
La primera de las yeguadas mencionadas en la lista anterior
es la de la Yeguada Ipintza, cuyos colores en las pistas eran verdiblancos.
Creada el año 1951 por el empresario constructor Ramón Beamonte fue ubicado en
el término municipal de Lezo en el caserío Ipintza. Después fue ampliado
llegando al caserío Sagasti (manzanal en castellano) alcanzando así
aproximadamente 24 hectáreas de prados para la cría, siendo una de las más
modernas de aquellos años a nivel europeo. Hablando de la ubicación, se situaba
al lado del monte Jaizkibel, el cual le hacía de barrera del viento proveniente
del Golfo de Bizkaia.
Enclave perfecto para criar, pero hacía falta materia prima.
Para ello llegaron varias yeguas de cría desde el otro lado de la frontera de
la mano de los mejores criadores de aquellos años como eran Marcel Boussac o el
Aga Khan. Llegaron así varias de las mejores sangres europeas de la época a
España. Entre sus primeros fichajes destacaron madres como It, Montaria, Nafila
o Dulcinee. Un poco más tarde vinieron Trucial (madre de grandes ejemplares
como Nertal (2 GP Madrid), Tokara (Oaks) o Dyur (2 Memorial Duque de Toledo)),
Sunda (madre de Wildsun (GP Madrid)), Karelica (madre de Vik (GP San
Sebastián)), Folk Song (madre de Folie (Oaks)) o Raita (ganadora del Prix
Penelope Grupo 3) (bisabuela de Rheffissimo).
El plantel de yeguas madre difícilmente superaba la cifra de
15 reproductoras, pero todas estaban especialmente elegidas y seleccionadas
para preservar las mejores sangres del mundo. Este proyecto necesitó una gran
inversión de dinero que dio sus frutos en las pistas españolas. La Yeguada
Ipintza con el nombre de Ramón Beamonte ganó la estadístia de propietarios en
España ocho años consecutivos (1955 a 1962) y a nombre de la Yeguada Ipintza en
1969. Mientras que en la estadística de criadores estuvo décadas peleando a la
sombra de la Yeguada Militar, en el cual nacían más productos. El final de este
faraónico proyecto llegó tras varios años de triunfos con la muerte de Ramón
Beamonte el año 1978.
Yeguada de Larzabal:
Durante las décadas de los 50, 60 y 70 el gran rival en las
pistas del anterior protagonista era el Conde de Villapadierna, el cual también
tenía una yeguada a pocos kilómetros-metros de su rival bautizado con el nombre
de la Yeguada de Larzabal. Con el objetivo de impulsar la cría caballar en
España el mencionado propietario compró una finca en el límite entre Errenteria
y Oiartzun. La cría de PSI por parte del conde comenzó con una yegua madre que
fue Palace Girl. También incorporó una de las mejores sangres de la época de la
mano de un semental como Goya. Asimismo, llegó a la yeguada un semental que
también marcó tendencia por aquel entonces como fue Hébércourt, ejemplar que
representó al Conde de Romanones en el hipódromo, llevándose entre otros
premios el GP Madrid (1941) y que hasta entonces dio buenos resultados como
padre.
Como su competidor Ramón Beamonte, el Conde de Villapadierna
también guardaba una gran relación con el criador Marcel Boussac, amistad que
le permitió cubrir algunas de sus yeguas con su semental estrella que era
Tourbillon, importando líneas de máximo nivel a la cría nacional. Dos buenas
yeguas de vientre fueron las que mandó a cubrir con el mencionado semental,
Still Water y Baratissima (ganadora GP Madrid 1947). De la primera madre
anteriormente vimos en las pistas a una campeona como fue Turandot II, criada
en Arizabalo, portadora de la chaquetilla de la Yeguada San Jorge (ganadora del
GP Madrid 1951). De esos dos cruce con Tourbillon nacieron en 1951 Touragua y
Tourbar respectivamente. Touragua ni más ni menos fue el ganador del GP Madrid
1955 precisamente con los colores verde y amarillos del conde y ocho veces
campeón de la estadística de sementales.
Ya en la recta final de su carrera cuando los caballos del
conde no aparecían tanto en las pistas salió la gran creación del propietario y
criador que fue Rheffissimo. Este alazán fue en su momento y también
actualmente reconocido como uno de los mejores caballos y sementales que ha
corrido y cubierto en la historia de los hipódromos españoles. Hijo de La
Sanctissima criada también por Villapadierna, y que como dato curioso a su vez
era bisnieta de Raita, una de las primeras yeguas madres que importó su eterno
rival Ramón Beamonte. Murió un año después que Beamonte en 1979, consiguiendo
en su historial deportivo nueve estadísticas de propietarios.
Yeguada Arizabalo:
Y no muy lejos de las dos poderosas yeguadas mencionadas se
creó otro lugar histórico para la cría del Pura Sangre Ingles en España llamado
la Yeguada Arizabalo, también establecido en Oiartzun. Dicho lugar se creó a
partir de una necesidad de impulsar la cría nacional. España venía de años
difíciles debido a la guerra civil, hito que influyó en un gran problema para
el producto nacional. En los inicios de la década de los cuarenta casi
únicamente se contaba con la Yeguada Militar como centro de cría de PSI en
España. Para solventar dicho déficit la Sociedad de Fomento de Cría Caballar
propuso crear una yeguada pensada sobre todo para los criadores o propietarios
que contaban con unas pocas yeguas para criar.
El objetivo era aglutinar en un mismo lugar una especie de
“mini yeguadas” que contaban con las condiciones perfectas para impulsar la
cría en España. Así se pudo afrontar un gran reto que por si mismo tendría un
coste económico muy grande en el supuesto en el que los propietarios tuviesen
que construir su propio centro individualmente. Por tanto, a partir de pequeñas
acciones varias personas tendrían la oportunidad de que naciesen sus futuros campeones
y campeonas.
El lugar elegido tal y como se ha mencionado previamente fue
Oiartzun con el coronel José María Cavanillas Prosper al frente del proyecto,
primer director de la Yeguada Militar de Lore-Toki. Ya en 1946 se comenzó a
llenar de varias yeguas de vientre con el fin de ver potrillos de distintos
propietarios que se unieron a la iniciativa. Se ponen precios y tarifas
bastante asequibles al inicio, ya que el objetivo era llenar de madres y nuevas
líneas la cría nacional, sin llegar a ser un negocio para sacar dinero.
Esa gran explosión inicial provocó que en poco tiempo los
prados estuviesen llenos de ejemplares, por lo que se tuvo que ampliar la
yeguada con nuevos terrenos provenientes de Arizmendi. Pese al aumento
exponencial de los terrenos, los nuevos límites de la yeguada se volvieron a
quedar pequeños. Por desgracia en esta ocasión no se pudo conseguir ampliar más
el centro porque las hectáreas colindantes estaban a unos precios inaccesibles.
Todo esto provoca que Arizabalo se quede pequeño, por lo tanto, se empezó a
buscar una alternativa. Tras el fallido intento en Legamarejo, se optó en 1971
por las tierras navarras de Ulzama entre las localidades de Auza y Elzaburu.
Muchos más propietarios y criadores, algunos con mayor
volumen de ejemplares que otros, criaron durante varios años en los prados
guipuzcoanos. Además de los mencionados cabría nombrar la Yeguada Kantauri,
Yeguada Errekalde (Azpeitia), Yeguada Donostiarra, Yeguada San Damián y
Figueroa (Oiartzun), Yeguada del Marques de Valderas (Lasarte), Yeguada Urdiñ-Oriya
(Lasarte) y un largo etc. De ellos actualmente la mayoría son historia, algunos
en cambio resisten a la tempestad. Seguramente sea imposible volver en un
futuro a un nivel de tanto volumen de criadores en un espacio tan pequeño, pero
la historia siempre estará ahí para el recuerdo.
Foto portada: Foto antigua de la Yeguada Ipintza | Foto: Autor Desconocido
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