Hace unas semanas se cumplieron once años de la trágica muerte de Nagore Otaño en el hipódromo de San Sebastián a lomos de la yegua La Chaparrita aquel 12 de agosto del año 2007. Era la segunda carrera del día Premio Fol Parede sobre 1.600 metros en un lote de 6 participantes tras la retirada de Temerario. La jornada tenía como plato fuerte el GP Kutxa dando comienzo a la Semana Grande donostiarra. Las fiestas en el hipódromo donostiarra en cambio comenzaron muy frías.
Volviendo al fatídico día a mí personalmente me pilló fuera del hipódromo porque estaba de vacaciones, casualidades de la vida. En el momento de la carrera, Otaño con La Chaparrita a los lomos, en la entrada a la famosa curva de Bugati se cayó al suelo porque su yegua perdió las manos, lo que provocó la caída y el posterior accidente fatal. Minutos después de su caída la ambulancia se aproximó al lugar del fatídico percance y las noticias no eran muy positivas. La oiartzuarra se encontraba inconsciente y con una posible rotura del cuello a falta de más pruebas en el hospital. Las malas noticias horas más tarde se confirmaron y propiciaron por desgracia la muerte de la amazona.
En un primer momento y de manera desafortunada, el gentleman Diego Sarabia fue sancionado por la Sociedad de Fomento por monta peligrosa en esa carrera, pero finalmente dicha sanción fue retirada. Se demostró que el accidente se provocó únicamente por la lesión de La Chaparrita.
Horas después pasó una de esas historias mágicas que tiene el turf. Siete años llevaba sin pasar por ganadores el tordo Jackson, el ojito derecho de Nagore, hasta que con 11 años volvía a ganar en una carrera. Según su preparador Miguel Alonso el caballo a esa edad ya no estaba para ganar, pero en esta ocasión en un lote de seis participantes lo consiguió. Los animales tienen ese otro sentido que les hacen saber todo mucho antes que nosotros y sabía que si había que ganar una carrera era esa sexta y última carrera de la jornada. Sobre el viejo de la Yeguada Escalona no solo iba Roberto Carlos Montenegro, sino que también iba Nagore Otaño. Aquella victoria también era suya y su compañero de todas las mañanas le rindió otro homenaje en este caso en la hierba donostiarra.
Nagore Otaño nacida en Oiartzun (Guipúzcoa) llevaba cinco años metida de fondo en el mundo del turf. Entrenaba a diario en el patio de Miguel Alonso desde las 6 de la mañana con su eterna simpatía y sin parar a pesar de no ser su profesión. Las carreras de caballos para ella eran más que una afición cuestión que le impulso a sacarse la licencia de amazona el año 2005. Montaba poco en carreras y la verdad que la mayoría de las veces ejemplares con muy pocas probabilidades. Esto no le hacía decaer nunca y seguía a pie del cañón a diario.
Su debut en carreras llegó con su añorado Jackson un 5 de junio del 2005 en una carrera dedicada para jinetes amateurs. En cuanto a la carrera el resultado fue lo de menos, ya que fue penúltima de 17 participantes. Nueve salidas tuvo a pista como amazona y con un cuarto puesto con Alquitara en Antela fue su mejor resultado. La pista en la que más carreras corrió fue en San Sebastián hasta en 6 ocasiones, mientras que también tuvo la oportunidad de correr en una ocasión en Antela, Dos Hermanas y Madrid.
Como bien le conocía Miguel Alonso, preparador con el que Nagore trabajaba a diario, dijo en alguna entrevista lo siguiente: “Nagore para mí era todo, yo estuve varios años pensando en dejar la profesión porque las cosas no iban del todo bien, pero ella me ayudaba muchos días a levantarme cada mañana porque yo sabía que ella a la hora que fuera estaría en la cuadra. Siempre estaba dispuesta a montar los caballos que fueran falta en entrenamiento con interés, cariño y muy volcada.”
Tres días más tarde de la fatídica jornada era el momento de la Copa de Oro, pero el oro se quedó en un segundo plano aquel 15 de agosto del 2007, porque la protagonista era Nagore. El hipódromo en un día lluvioso se llenó como cada año y con las gradas repletas se hizo un minuto de silencio antes de la disputa de la Copa de Oro que dejó uno de los momentos más emotivos de la historia y vividos en lo personal en el recinto donostiarra. También había en aquel día una carpa donde cualquier persona podía depositar flores o escribir una reseña de recuerdo en el libro de firmas. Fue sin duda un día de emoción y homenaje por una profesional muy querida tanto dentro como fuera del hipódromo.
Los homenajes en nombre de la amazona no se acabaron ahí, ya que desde semanas después de su fallecimiento se celebra anualmente el Memorial Nagore Otaño, una carrera dedicada a jinetes amateurs que lleva ya once ediciones. La primera edición tuvo como ganador a All Night con la monta del francés Christophe Espiet un ejemplar que curiosamente había ganado el trágico 12 de agosto en la pista donostiarra. La siguiente edición también fue para Espiet que ganó por segunda vez el memorial en este caso con Sir Pelham. Solo el gentleman cántabro Diego Sarabia ha podido doblar victoria en esta carrera. Mientras que en la corta historia de la prueba Suspiron es el único caballo en conseguir la victoria en dos ocasiones. Este sábado una vez más la pista donostiarra tributará un merecido homenaje a una Nagore Otaño que siempre estará presente no solo en el monolito que tiene situado en la entrada del hipódromo, sino que también en cada rincón en la que fuese su casa.
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