Hoy me gustaría hablar de un campeón en toda regla que es quien si no que Abdel. Un caballo que siempre me ha gustado y más cuando viene a correr a mi hipódromo, San Sebastián.
En mis 17 años de vida nunca he visto un caballo tan
espectacular dentro y fuera de las pistas, siempre con un aspecto espectacular
gracias a su físico deslumbrante. Bien es cierto que es un caballo que suele
sudar en el paddock como paso el año pasado antes de ganar la Copa de Oro, pese
a ello corre y gana como nadie.
Muchas personas dudaron de que iba a hacer en la Copa de Oro
de este año por los problemas de salud que tuvo después de su estancia en
Dubai. La verdad es que reapareció en Madrid en la pista de arena muy bien pese
a que los rivales no eran comparables a sus siguientes salidas. Además, las
dudas aumentaban sabiendo que tres días después iba a correr otro Gran Premio.
Llegó el día, el paddock estaba repleto, la expectación era
máxima. En el último instante se retiró el caballo del jeque Zamaam, así el
lote se reducía a 7 participantes. Entonces, fueron llegando los participantes:
Celtic Rock, Fortun, Brindos, los foráneos, Narrow Hill, Sant' Alberto...
Faltaba bien es cierto un toro, Abdel. Allí llegó con su cuello firme y en un
estado magnifico. Poco faltaba para darse la salida y después de hacer mi
apuesta a favor de Abdel y Narrow Hill, el favorito de los apostantes, se dio
la salida. El ritmo de la prueba era fuerte con unos caballos por los palos y
otros por el exterior. Al paso por primera vez del poste de llegada los
aplausos eran máximos con Abdel al frente junto a Celtic Rock. Cuando pasaron
la curva de Bugati parecía que la victoria estaría entre Abdel y Narrow Hill,
mi gemela. El español aguantaba con los ánimos de los presentes y llegaba el
francés con autoridad que finalmente consiguió la victoria este último.
Siempre se dice que del segundo no se acuerda nadie yo en
cambio no lo olvidaría. Después de la carrera tenía ganas para que pasaran tres
días para ver de nuevo al campeón.
El viernes fue una gran jornada, pero ya llego el día clave,
el lunes. Bien es cierto que no había tanto público como el viernes, pero los
grandes aficionados allí estaban. Abdel llegó otra vez de los últimos y tan
espléndido como siempre. Las dudas esta vez eran si podría correr bien 72 horas
después de participar en una carrera tan importante. Yo la verdad es que no
tenía dudas y otra vez hizo lo que un campeón hace ganar. Gano por dos cuerpos
ante un gran Totxo que llegaba como un tiro.
En este caso hice una cosa que no suelo hacer, ir al recinto
de ganadores y aplaudir a un caballo que se lo merecía de verdad. Sentí que
tenía delante a un campeón y que siempre que corriese fuese mi favorito y mi
campeón.
Foto portada: (Abdel en la Copa de Oro 2013 | Foto: El Diario Vasco)
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